viernes, 11 de septiembre de 2009

Transformemos la Facultad!

Elecciones de Juntas de Carreras

Que se pinte de negro, que se pinte de mulato…que se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y pertenece al pueblo…”.

Ernesto “Che” Guevara. Cuba, 1959.


En poco más de una semana se desarrollará en Sociales el proceso electoral en el que serán elegidos Directores de Carrera, Consejeros de Junta y Consejeros Directivos de los tres claustros (estudiantes, graduados y profesores). Este año el escenario es particularmente complejo, ya que se estarán definiendo en toda la UBA los nuevos decanos de cada Facultad y el Rector de la Universidad. Este es un momento en el que se ponen en juego los proyectos políticos para cada carrera y para la Facultad en su conjunto, y cuando los balances dan lugar a la acción y a las diversas propuestas.

Nuestra Facultad llega a esta elección sumergida en el ahogo presupuestario, en medio de unacrisis edilicia crónica, sin espacios democráticos y participativos de debate político, y, lo más grave de todo, vaciada de proyecto político–académico integral y fragmentada en espacios de carreras corporativizados y prebendarios. Por acción en algunos casos, por omisión en otros, esta realidad es el producto del decanato de Federico Schuster, que llega a su fin como tal pero promete perpetuarse en sus expresiones más retrógradas.

En este escenario, los compañeros y compañeras de ContraHegemonía y La Mala Educación (integrantes del Tren de la Izquierda Independiente), El Andamio y Un Solo Grito decidimos asumir el desafío de plasmar en un espacio de unidad el trabajo político-académico que venimos llevando a cabo en cada una de las carreras, y proyectar desde allí un cuestionamiento global al modelo de Facultad y de producción de conocimiento hoy hegemónico, buscando aportar así a la construcción de una alternativa transformadora gestada desde abajo y desde la izquierda.

Construimos esta unidad porque consideramos que la intervención en la política académica es fundamental para abordar de manera integral la disputa por el sentido del conocimiento que se produce en la universidad y construir prácticas alternativas, democratizadoras y colectivas. Desde cada una de nuestras carreras pretendemos motorizar este cuestionamiento, dirigiendo una mirada crítica a teorías, métodos, y prácticas cotidianas que resultan reproductoras de un orden social injusto e inhumano.

Actualmente la producción de conocimiento en nuestra Facultad se da de manera fragmentada, sin ningún tipo de articulación entre las carreras que se han convertido en feudos disciplinares, con una supuesta autonomía sujeta a la insuficiencia presupuestaria y condiciones materiales paupérrimas, y con escasa o nula vinculación con los intereses del campo popular.

Frente a esto, proponemos otro modelo de Facultad. Una Facultad que fomente la producción de pensamiento crítico, de manera interdisciplinaria, en la que podamos entender las ciencias sociales como una totalidad y no como cinco carriles inconexos que sólo comparten un rótulo; que articule con los sectores populares y los revalorice como sujetos en la producción del conocimiento; que se deshaga del perfil elitista que ostenta, entrelazando sus actividades cotidiana con las demandas y esperanzas de nuestro pueblo; que democratice radicalmente, tanto sus órganos de cogobierno, como la producción y circulación de saberes.

Porque apostamos a la lucha de ideas como un factor clave a la hora de pensar la transformación social, es que entrelazamos la producción de conocimiento crítico con una perspectiva antisistémica y emancipatoria global. Nuestro objetivo es claro: desde cada una de las carreras queremos aportar a la transformación de toda la Facultad; a través de la disputa por la producción y apropiación del conocimiento (aunque no sólo desde allí), formando intelectuales orgánicos de los sectores subalternos.

Creemos que hay que dar la disputa en los espacios institucionales (como las Juntas y el Consejo Directivo), pero que también hay que luchar por su sustantiva democratización.Actualmente, la mayoría de los estudiantes, docentes y trabajadores que sostenemos la universidad todos los días tenemos una injerencia ínfima en las decisiones fundamentales, mientras que una pequeña elite constituida por los profesores regulares y algunos tecnócratas hacen y deshacen, de la mano de intereses privatistas y mercantiles. En los órganos de cogobierno, los trabajadores no docentes no están representados; la mayoría de los docentes (todos los “auxiliares”, los interinos, los contratados, etc.) no son parte del “claustro de profesores” y, si tienen suerte, votan como graduados; finalmente los estudiantes, que a lo largo de la historia hemos sido uno de los actores más dinámicos de la universidad, protagonizando gestas heroicas como la reforma del 18’, tenemos una representación minoritaria. En ese sentido, tenemos como plataforma mínima, y entendiendo que la democratización no se agota en esto, la lucha por el aumento de la representación estudiantil, la conformación de un claustro único que agrupe a todos los docentes, y la representación con voz y voto para los trabajadores no-docentes. Sin embargo,como mencionamos antes, la democratización no puede ser solamente una cuestión cuantitativa, es decir, de cuánta representación debe haber en los órganos de co-gobierno. La democratización de nuestra casa de estudios se realizará en la medida en que también se logre subvertir el modelo de enseñanza hegemónico, bajo el cual los estudiantes somos un sujeto pasivo en la transmisión del conocimiento. Ahí podremos comenzar a hablar de una democracia integral, que, por cierto, sólo será tal en la medida en que la Universidad deje de ser un espacio de “privilegio” para convertirse en un espacio más de nuestro pueblo, del que los/as trabajadores/as puedan apropiarse, para así pintarlo de obrero, de campesino, de pueblo.

Finalmente, la intervención en conjunto de estas cinco agrupaciones no representa una sumatoria de nombres, sino un espacio político con vocación de trabajo conjunto en pos de una transformación de la Facultad de ciencias sociales. En ese sentido, asumimos también el compromiso de enfrentar la política conservadora y quietista de la actual gestión, así como los avances de los sectores más reaccionarios de cada uno de los claustros. Entendemos que en estas elecciones se juega la posibilidad de recuperar la representación estudiantil en el Consejo Directivo para el conjunto de los estudiantes. Hoy por hoy ese lugar es ocupado por la UES, una fuerza vinculada al gobierno nacional y la gestión de la Facultad, que desconoce al Centro de Estudiantes y ha intentado incluso montar una “gremial” paralela. Comprometiendo nuestros esfuerzos para dicha tarea es que desde La JUNTAda de las carreras llamamos a votar en Consejo Directivo a El Tren de la Izquierda Independiente, entendiendo que esta es la lista que expresa la posibilidad real de esta recuperación, profundizando así un proceso de refundación del movimiento estudiantil de nuestra facultad.

Desde La JUNTAda de las Carreras creemos que es posible pensar y construir un nuevo proyecto político-académico de facultad y que el movimiento estudiantil puede (y debe) jugar un rol fundamental en dicho proceso. Para ello la recuperación de los espacios institucionales para el movimiento estudiantil es condición no suficiente, aunque si necesaria, para llevar adelante una transformación cuyo éxito radica en la participación activa y el compromiso del conjunto de los y las estudiantes de la Facultad.


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